Leovigildo manda al conde Sisberto decapitar a su hijo Hermenegildo en Tarragona (13 abr), según una leyenda poniendo como excusa el no querer aceptar la comunión de un obispo arriano el día de Pascua (pero la Iglesia Católica no lo menciona como mártir hasta el s. XVI en que atendiendo a una petición del rey de España lo canonizará por ello en 1585): esto provoca la intervención de sus parientes francos, que apoyan a los suevos contra Leovigildo, el cual invade y anexiona el reino de los suevos (en cuyos puertos encuentra naves merovingias, que saquea, castigando a sus ocupantes), que son borrados de la Historia (aunque se mantendrá su territorio como ducado y hasta el 660 aprox. como división eclesiástica), se apodera del tesoro real, deja guarniciones en Viseu, Oporto, Lugo, Tuy y Braga y restaura el arrianismo, nombrando obispos de este credo (al metropolitano de Lugo Nitigio lo hace desterrar y en su lugar nombra un simple obispo arriano, Becila (585-89) y para la sede de Oporto nombra a Argiovito (585-89), que convivirá con el titular católico Constancio, el 1º que se titulaba portucalense y no magnetense, tras su breve destierro). Al rey Andeca lo hace tonsurar y lo envía a Pax Julia (hoy Beja; Portugal). En cuanto Leovigildo abandona Galicia los suevos proclaman rey a Malarico (585-86), que dice ser de la familia del rey Miro o Mirón.